DE VIAJES

18 19 A lo largo de estos años tu obra ha estado presente en muchas ferias internacionales. ¿Crees que siguen siendo un escaparate importante? Las ferias son una oportunidad de que vea tu trabajo un público nuevo y amplio. Es una forma de que más gente, entendidos en arte o no, se acerquen a tu obra. He participado en muchas, por ejemplo en ARCO o Art Madrid, que son las dos más importantes en España. Hace poco hemos estado en JUST Lisboa. La verdad es que a mí me han funcionado bien. ¿Sueles acudir a las ferias, te gusta defender tu obra allí, físicamente? Sí, me gusta estar. Todo el día es un poco pesado y tampoco considero que sea mi función estar vendiendo los cuadros, pero me gusta ir los días clave y quedar allí con gente, me gusta ver la reacción que tiene el público respecto a mi trabajo, hablar con unos y con otros, me lo paso bien. En el stand puedo quedarme un rato, ayudar, colgar un cuadro, atender a los coleccionistas pero soy pintor, no galerista. Por otra parte, las ferias te dan la posibilidad, en un espacio y en un tiempo reducido, de ver de un tirón cuarenta o cincuenta galerías y más de cien artistas distintos. Eres de los pocos artistas en Valencia que vive exclusivamente de su pintura. ¿Es difícil, teniendo familia, vivir solo de tus cuadros en una ciudad en la que el coleccionismo es tan escaso? En mi caso trabajamos los dos y ha habido momentos en los que a uno le ha ido mejor que al otro y viceversa, de esta forma ha sido más fácil. Si dependiéramos solo de un sueldo o de lo que yo pinto iríamos, como cualquier familia en esas circunstancias, más agobiados, y no hubiésemos podido hacer tantas cosas, nos tendríamos que haber planteado las cosas de forma distinta. En todo este tiempo, ¿nunca has pensado en tirar la toalla y dedicarte a otra cosa? Ahora ya tengo claro que no me voy a poner a hacer otra cosa. Me lo planteé más al principio, me decía: “Bueno, si no me va bien dejo de pintar y me dedico a otra cosa, lo he intentado y tal…”. Me acuerdo de Vicente Albert, un amigo y uno de mis primeros coleccionistas, que un día de esos de bajón me comentó: “Oye Calo, que si alguna vez dejas de pintar a mí me dará igual, yo te he comprado los cuadros porque me gustan y me gusta tenerlos”. Nunca he sentido esa obligación de por haber vendido un cuadro tener que seguir pintando, de pensar que si vendes un cuadro éste tiene que revalorizarse. Yo los cuadros nunca los he vendido a nadie diciendo que le van a salvar de la pobreza. Los cuadros son para disfrutarlos. Hoy se habla mucho del artista comprometido. Parece que los creadores deben impregnar su trabajo de consignas sociales o políticas para ser más valorados. ¿Qué opinas tú de este tema? A mí no me interesa desarrollar tanto esos aspectos ideológicos sobre las obras, dar una explicación excesiva de aquello que realizo. Yo creo que la pintura es un lenguaje y como lenguaje debe hablar. Tenerte que leer un manual para ver una obra o descubrir las pretensiones filosóficas y humanistas que persiguen ciertos artistas –que a veces parecen postularse como salvadores de la humanidad, queriendo dar lecciones de todo tipo- me deja bastante perplejo, pero, bueno, el que lo quiera hacer que lo haga. Para mí la pintura tiene que comunicar. ¿Y detrás de mi pintura? Detrás de mi pintura hay un bagaje tan importante como otros muchos, vivimos en una época muy definida, hacemos arte contemporáneo, compartimos muchas cosas. Tenemos una visión del mundo, una perspectiva de nuestro tiempo, vemos las cosas, no como se veían en el siglo XIII, ni como las van a ver en el XXIII, pero las contemplas con los ojos de la gente del siglo XXI y eso es lo que plasmas y eso es lo que pintas. Mi planteamiento dentro del mundo de la pintura es que mi obra llegue sin artificios al espectador, que produzca sensaciones, reflexiones…, más allá de eso no creo que tenga otra función. Las modas, los mensajes panfletarios, los discursos pasajeros me interesan muy poco. Un artista comprometido también es el que vive dedicado a su trabajo, en tu caso con la pintura. En el momento en que inviertes todos tus esfuerzos en mejorar tu destreza y tu técnica ya demuestras un compromiso fuerte con el arte. Bueno, es que a mí realmente me gusta que me llamen pintor. Yo es que no me considero artista, me considero pintor. Yo creo que los artistas son otros, los comprometidos, los que hacen panfletos sobre la naturaleza y cuelgan, como una vez vi en el IVAM, un olivo del techo boca abajo, que poco a poco se iba secando, y no pude evitar pensar: “La gracia que le has hecho al olivo…”. Bueno, esos son los artistas que hacen esas cosas y les gusta. Yo soy pintor, yo hablo de pintura, yo pinto cuadros. Y como pintor, ¿en qué momento disfrutas más del proceso creativo? Hay un momento mágico cuando estás pintando, ese en el que no te cambiarías por nada ni por nadie, en el que estás pintando y sientes que has trascendido a lo que estás haciendo. Son instantes en los que el disfrute es pleno, en los que desconectas completamente del exterior, es una sensación muy especial que puedes experimentar de repente, esos momentos son los que más te enganchan a continuar y los que te hacen intuir que el próximo cuadro va a salir mejor, que “ahora sí que me van a salir bien, la próxima colección va a ser la más buena”. ¿Cómo afrontas esta exposición de Alaquás? ¿Qué series de obras has elegido? La exposición comienza con la serie Selvas , que es un tema importante en mi obra y sobre el que llevo trabajando prácticamente diez años. En los últimos meses ando cerrando esta colección y empezando a abrir la de Tanzania. Selvas comenzó su andadura expositiva en Alicante, con una serie de dibujos para la estación Metromercado. En la primera sala colgarán estos dibujos de Selvas de distintas épocas, cuadros negros, verdes, y luego pasamos en la otra sala a cuadros blancos de Noruega, del Pirineo… Tras estos irán algunos cuadros de Alarcón, de la serie de Castilla-La Mancha, y al final la serie más reciente, la de Tanzania. En una de las últimas instancias me gustaría incluir una especie de gabinete de dibujo, de estudio, de ideas… con cuadros de distintas épocas. Creo que es una parte esencial de mi método de trabajo; no solo parto de los bocetos, sino que hay un proceso creativo previo hasta llegar a los cuadros grandes que puede resultar interesante de conocer para el público que visite la exposición –pequeñas tablas, apuntes–. A mí estos cuadros no me gusta venderlos, me cuesta más deshacerme de ellos que de los que ya están acabados. ¿En qué momento te encuentras? Creo que estoy en un momento creativo muy bueno, llevo muchos años y, como decía antes, pienso que a partir de ahora sí que me van a salir mucho mejor los cuadros, estoy disfrutando mucho, tengo ilusión, me levanto todos los días con ganas de ir al estudio a trabajar, los proyectos que he realizado con la galería, las ferias, las exposiciones en otros espacios, las colaboraciones… han funcionado muy bien, y prueba de ello es esta exposición en el Castillo de Alaquàs, organizada por su Ayuntamiento. ¿Piensas algunas veces en el futuro, te preocupa qué va a pasar con tus cuadros cuando ya no estés? ¿Te gustaría que estuvieran en un museo concreto, en una colección, fundación…? No, no pienso en ello. No tengo ese afán que tan bien describe el poeta Ovidio por pasar a la posteridad. En estos momentos tampoco me produce ansiedad estar en una colección o en otra. Que luego me sale un niño listo que los vende a alguna institución y que saca mucho dinero, pues fenomenal para él, pero a mí me va a dar igual que estén en un museo o no. Supongo que de joven pensaba más en estas cosas. Me acuerdo cuando hice la primera feria de ARCO con la galería Val i Trenta, que iba con un pintor amigo de camino hacia Madrid, contentísimos de participar, y sentíamos que ya nos podíamos morir como artistas, ya habíamos expuesto en ARCO, era como si ya hubiésemos triunfado. Ahora todo eso queda lejos, lo relativizas mucho. A mí no me quita el sueño que me pongan en una colección o en otra. Estoy más preocupado por el día a día, por las exposiciones, por el trabajo, por seguir pintando buenos cuadros. 27 de junio de 2018

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